2020 fue un año caótico para todos, pero para algunos ha sido también un año de claridad.
No es secreto que que usualmente he mantenido múltiples parejas sexuales, amigos con beneficios, fuckbuddies, mis queridos. Este año gracias a terapia y a un chingo de introspección llegué a la conclusión que mientras disfruté de estos individuos y siguen siendo amigos que apreciaré siempre, tomé la decisión que no quiero un amor «gris», tibio… a medias.
Durante el 2020 me dejé ir, permití que me rompieran el corazón múltiples veces y me di cuenta que yo misma me estaba limitando, yo misma estaba aceptando este amor tibio. Quizá tenga que ver con la autoestima y la depresión, pero esa es tarea pa terapia.
El año pasado le dije adiós a todo ese amor a medias, a todos estos individuos que no estaban dispuestos a darme lo que yo pedía. Va a sonar a tremendo cliché, pero es que todos merecemos ser amados sin lugar a dudas. Podrán decir «Paw, que no el año pasado hablaste de renunciar al amor romántico?» y sigue siendo cierto. No quiero un amor con esas ideas de dependencia, de pertenencia, de expectativas. Simplemente quiero ser querida sin tener que mendigar por cariño.
Soy 100% consciente que me falta mucho por aprender y muchos de estos pensamientos pueden parecer contradictorios, pero prometo que en mi cabeza tiene mucho más sentido.
