Está Bien No Saber Qué Hacer Con Tu Vida

El pasado 9 de Julio mi hermano bebé (o sea el más pequeño de todos los Manjarrés) cumplió 15 años, personalmente me suena una locura, en qué momento creció tanto… pero en fin, pensar en su cumpleaños me hizo recordar todas las dudas que tuve a esa edad. Entrar a la prepa y no saber qué hacer con mi vida, no saber qué esperar. ¡Vaya! tengo 26 y muchas de estas preguntas siguen causando un alboroto en mi vida. Una de las preguntas que nos hacen cuando comenzamos clases (en el grado que sea) suele ser: ¿Qué quieres ser de grande? o ¿Por qué elegiste esta carrera?

Usualmente las respuestas pueden ir de lo fantástico a algo estereotípico de género. La lista podría ser infinita, pero la cosa aquí es que, aún siendo niños se espera que tengamos aspiraciones profesionales; no necesariamente realistas, pero se espera que hayamos considerado qué queremos hacer con nuestras vidas. Es como ese momento en el que me salí de gastronomía y la mayoría reaccionó de forma negativa, cuando la mayoría sabía que mi plan original era estudiar diseño de modas en Monterrey; pero cuando hice el primer cambió nadie paro a preguntarme si necesitaba tiempo para elegir y yo no lo pedí porque sabía cuales eran las expectativas que se tenían de mí.

Al día de hoy, recién egresada y lista para los putazos contra el mundo, sigo recibiendo esa pregunta «¿Qué quieres ser?» y me he encontrado con esta otra pregunta que es «¿A qué te dedicas?» ¿qué se supone que debo contestar? Es complicado. Mi carrera, como creo todas, tiene un gran campo laboral. Mi principal propósito en este momento es salir del país. La gente ha reaccionado de muchas formas a mi respuesta y naturalmente, todos tienen una opinión.

Hay miles de cosas que podríamos hacer y suelen ser menos las cosas que queremos hacer. Mis deseos y lo que quiero para mi vida ha cambiado mucho con el paso del tiempo y sé que seguirá cambiando. Lo importante es no sentirse desanimado si lo que deseabas al inicio o lo que creías querer no es lo que esperabas. Está bien no saber lo que quieres o saber a dónde vas, mientras no hagas algo que odies, y si lo haces, recuerda que no es permanente. Nada de lo que hagas está grabado en piedra, siempre hay espacio para crecer y cambiar.

Puedes hacer tantas cosas, aún cuando no es de la forma que esperabas. Por ejemplo, yo deseo irme a Dinamarca y lo haré, pero primero haré muchas otras cosas en el camino a ese deseo. Es importante adaptarse y disfrutar del camino.

Besos,

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